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Andrea Ladino

Ainori Love Wagon

Pese a que nunca me he sentido muy cercana a la cultura pop japonesa, debo admitir que gracias a Netflix me he ido sumergiendo lenta, pero constantemente en este mundillo. Hasta ahora he disfrutado viendo Samurai Gourmet, Midnight Diner: Tokyo Stories, Erased, The Many Faces of Ito y, el programa que más me había gustado hasta hace poco, Terrace House (en sus tres ediciones). Sin embargo, ninguno me había mostrado Japón desde una perspectiva tan entretenida, interesante y profunda como lo hace Ainori Love Wagon: Asian Journey.

Ainori Love Wagon de Netflix

Para los que nunca habían oído hablar de él, Ainori Love Wagon fue un popular tv show de la cadena FUJI TV entre los años 1999 y 2010. El objetivo del programa es, en apariencia, simplemente unir parejas. En formato de reality show, 7 desconocidos se suben en una furgoneta rosa y comienzan a viajar por el mundo. Con un presupuesto módico estos chicos conocen otras culturas y entre viaje y viaje se espera que nazca el amor entre los participantes. El punto álgido del show se produce cuando uno de ellos confiesa su amor. Si el sentimiento es recíproco, ambos vuelven a Japón como una feliz pareja consolidada. Pero si la persona es rechazada debe abandonar inmediatamente el programa y retornar solo a Japón. Sí, así de cruel.


El año pasado, y todo gracias a la popularidad mundial de Terrace House, Netflix se atrevió a revivir Ainori Love Wagon, el cual se estrenó en Latinoamérica pocas semanas atrás en la mencionada plataforma. En esta oportunidad los jóvenes viajeros tuvieron la suerte de conocer una gran parte del sudeste asiático.


Hasta ahí todo muy normal, incluso a más de alguno le puede resultar cursi. No obstante, no contábamos con la astucia del grupo creativo del programa, el cual con una excelente edición de imágenes, un buen casting y muchas críticas nada solapadas hacia la sociedad japonesa y a propio gobierno sorprenderán a más de algún espectador.


En Ainori podemos ver las peripecias de jóvenes enamorados, y otros no tanto, pero también se nos muestra los contrastes entre Japón y algunos países asiáticos cercanos a este, menos desarrollados económicamente hablando. Precisamente en uno de los capítulos comparan el nivel de felicidad entre Vietnam y Japón. Los participantes quedan sorprendidos al notar la amabilidad y felicidad que demuestran abiertamente los vietnamitas, pese a que el salario promedio del país es bajo y que la cobertura social está al debe. La respuesta del jefe de una familia vietnamita fue más que clara:


Ser rico no equivale ser feliz. Al igual que ser pobre no equivale a ser infeliz. La felicidad está entre una familia ayudándose uno a otro. [1]


Aunque la constitución japonesa declara a la familia como núcleo de la sociedad, en la actualidad muchos japoneses en edad adulta no cuentan con un apoyo familiar estable. Mientras que en Vietnam pueden afirmar que ningún anciano muere solo ya que las familias se empeñan en construir sus casas lo más cercano posible de sus parientes, en Japón el número de adultos mayores que viven solos aumentó en un 600% entre los años 1985 y 2015 [2]. Tal es la gravedad del asunto que muchos de ellos prefieren pasar sus últimos días en la cárcel porque sienten que allí al menos pueden estar acompañados. Este problema se ha vuelto un serio dolor de cabeza para las autoridades niponas.


Otro capítulo muy interesante es el que ocurre en Myanmar cuando el grupo visita el hospital de niños Wachet Charity. En aquel lugar, niños de todas partes del país son atendidos por el cirujano Yoshioka Hideto. Este doctor japonés opera gratuitamente a más de 2000 niños al año. Increíblemente no recibe salario, así que su forma de ganarse la vida es dando conferencias y escribiendo artículos en Japón. Generalmente opera entre 120 y 150 niños cuando permanece por una semana en Myanmar. No come y a penas duerme durante este periodo de tiempo. Esa es su estrategia tener una mayor concentración en su trabajo, según cuenta. Yoshioka cree que en Japón es difícil ver a alguien que trabaje de corazón por lo que su motivación es ser un modelo a seguir entre los jóvenes profesionales.


Probablemente piensen que siento la mayor felicidad cuando veo un paciente curado y sonriendo. Están totalmente equivocados. Es completamente diferente. Me interesa saber si hice mi mejor esfuerzo o no en esa situación. Es así como mido mi felicidad. [3]



Nuevamente nos enfrentamos a una crítica a la sociedad japonesa actual. Se nos ha hecho habitual escuchar en las noticias la muerte de personas a causa de un excesivo horario de trabajo o karoshi 過労死. Reconocido como un peligro real por los organismos de salud de Japón desde 1987, el número de víctimas que ha cobrado este mal en el año 2015 superaban las 2.300 personas [4]. Y aunque la rutina de trabajo del doctor Yoshioka no me parece muy saludable que digamos, se entiende que lo que en realidad trata de transmitir es que los jóvenes japoneses deberían buscar un trabajo, profesión u oficio que les apasione. Que no sea una carga esclavizadora como estar unas 60 horas semanales en una oficina, ser un sarariiman más, sin vida ni vocación. “La vida no es solo estar vivo, es algo que uno guía”, recalca Yoshioka.


Como tengo una afinidad especial por Taiwán, puse particular atención cuando el grupo llegó hasta ese país para continuar el viaje en buscar del amor. Sabía de antemano que los taiwaneses sienten un vínculo especial con Japón, así me lo habían comentado un par de chinos y también taiwaneses que viven en Chile. Lo que no sabía era el extremo que puede llegar este cariño. Para el terremoto de Japón en el 2011, Taiwán fue uno de los países que más recaudó fondos en ayuda a las víctimas de este desastre natural, superado solo por Estados Unidos. Muchas de estas donaciones no fueron de compañías o grandes empresas, sino de taiwaneses comunes y corrientes que aún sienten agradecimiento por el país del sol naciente; recordemos que Japón gobernó en Taiwán por 50 años.


Como era de esperar, un mes después del desastre, el gobierno japonés conmovido por la ayuda recibida envió las gracias a través de los principales diarios del mundo, entre ellos Estados Unidos, Francia, Inglaterra, China y Rusia. Pero adivinen qué país pasó por alto. Sí, Taiwán. Debido a que Japón no reconoce a Taiwán como país, no envió oficialmente ninguna muestra de agradecimiento aún cuando recibió de parte de los taiwaneses 2.9 billones de yenes como donación para los afectados del terremoto. ¿Cómo terminó esta historia? Tendrán que ver el capítulo para saberlo. Solo comentaré que a los participantes se les caía la cara de la vergüenza cuando se enteraron del desaire del gobierno.


Es así que con diversas historias según el lugar que les toque visitar, Ainori Love Wagon logra cautivar a la audiencia. Es un programa que tiene mucho humor, espacio para temas serios y sensibles y que de paso te lleva a conocer lugares del mundo que quizás nunca podrás visitar. A diferencia del otro reality show japonés disponible en Netflix, Terrace House, el panel de comentaristas es gracioso y con el tiempo justo y preciso en pantalla. Como dato rosa les cuento que Becky, una de las chicas del panel, tuvo un comentado romance prohibido con el cantante Enon Kawatani un par de años atrás. Muchas los momentos chistosos hacen alusión a este bullado escándalo.


Y como quedé muy enganchada de este programa comencé a investigar qué había sido de los programas anteriores, esos que lamentablemente no se encuentran en Netflix, y me llevé la grata sorpresa que en el año 2001 el bus de Ainori visitó Chile, entre otros países de Sudamérica. Aún no me entero cuál ciudad de país visitó, pero me haría mucha ilusión encontrarme algún día con la furgoneta rosa en mi ciudad, quién sabe si se hace realidad en una próxima temporada del show.



Datos técnicos:

Número de capítulos: 22 Tema musical: Sonoko Inoue 井上 苑子, 'Sekai De Ichiban (せかいでいちばん)' Trailer: https://www.youtube.com/watch?v=dJ_TnmCEc8c


Referencias:

[1] Ainori Love Wagon: Asian Journey, capítulo 3 [2] https://www.elespanol.com/mundo/asia/20180326/ancianos-japoneses-quieren-jubilarse- carcel-no-siento/293471615_0.html [3] Ainori Love Wagon: Asian Journey, capítulo 8 [4] http://www.elmostrador.cl/agenda-pais/vida-en-linea/2016/10/09/que-es-el-karoshi-la- muerte-por-exceso-de-trabajo-que-en-japon-es-un-problema-de-salud- publica/?php_bloginfo(url);_?/cultura

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