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Diego Fredes

Alita, una visión de combate

Al día de hoy sabemos qué es lo que disfrutamos en materia de entretenimiento, lo que queremos consumir y cómo lo queremos consumir; ver una película en el cine, verla vía streaming, adquiriendo el producto fílmico o serial en tiendas. Con los libros y cómics es similar al decidir adquirirlos ya sea de manera física o digital. La cuestión es que hoy en día el panorama no es lo mismo de lo que solía hacer hace 10, 20 o 30 años atrás.


Hagamos el ejercicio: Akira es una obra que hoy en día puedes disfrutar entrando a Netflix, por ejemplo. Está ahí, al alcance, y esa realidad la disfrutas hoy en pleno 2019. Vayamos 10 años atrás y Akira la podías consumir vía DVD, Blueray, e incluso descargarla por medios “alternativos” con una calidad bastante decente; eso era en el 2009. Diez años atrás, en 1999, podías consumir la película de tres maneras: esperando a que la emitieran en CHV, adquiriendo el VHS del Videoclub o yendo a los ciclos de Anime en una época en que consumir este tipo de productos era aún muy de nicho. Todo esto sin mencionar que se podría abarcar otros 10 años atrás debido a que la película en cuestión se estrenó en Japón en 1988, pero admitámoslo; proyectar esta obra en 1989 y encontrar público era algo muy complejo.


¿A qué quiero ir con esto? Más que nada a una evolución en la apreciación y recepción de una obra. Con el tiempo, Akira fue transformándose en un eslabón de culto entre sus contemporáneos, como por ejemplo, Mamoru Oshi (Ghost in the Shell, Tenshi no Tamago). Las obras de Satoshi Kon (Perfect Blue, Millenium Actress, Paprika) y también el amanecer de Gainax (ahora Trigger) y del Estudio Ghibli. Todas obras y estudios cumbres que vieron su amanecer en occidente a mitad de los 80 e inicios de los 90 y que con el tiempo quedaron impregnados a la cultura pop hasta nuestro presente.

Pero realmente ¿qué las convierte en obras cumbre? ¿cuál es la razón de que se conviertan, no solo en obras de culto, sino que también en clásicos? Yo creo que es porque impregnan una visión, un modo de hacer cine, una manera de estructurar personajes, una forma de narrar historias o crear una vertiente donde apoyarse a la hora de buscar referencias. Akira y Ghost in the Shell son películas de ciencia ficción dentro del nicho de lo que es el ciberpunk, pero ambas son muy diferentes en cómo abordan la narrativa; en una, hay más importancia hacia el rol de una sociedad decadente tratando de controlar un poder que se le escapa de las manos; la otra está más enfocada en los cuestionamientos del individuo y su existencia como humano, dándonos una mirada más introvertida. Ambos son puntos de vista muy interesantes dentro del género y potenciaron inagotables referencias en trabajos futuros, en otras palabras, estas obras son lo que son porque entregan: una visión.


Y luego entra Alita

No es azar el que yo haya puesto en el título: “Alita una visión de combate”. La verdad es que por más vueltas que le daba a la situación, llegaba a un punto donde tenía que sostener ese título como si se tratara de una tesis, y eso es porque siento que tanto el Manga GUNNM como su pronta adaptación por parte de James Cameron y Robert Rodríguez, tiene todos los elementos para crear una nueva visión sobre cómo se puede trabajar con el género de la ciencia ficción y generar nuevas visiones. Bienvenido a otro artículo (después de mucho tiempo) sobre el análisis de una gran obra japonesa pronta a ser adaptada a la gran pantalla, bienvenido a otro artículo sobre cultura pop en Japonistas Chile.


Hablemos de GUNNM y Alita

Hablar del manga de GUNNM es hablar del mangaka Yukito Kishiro, un artista de 51 años, nacido el 20 de marzo de 1967, y que a sus 17 años ya había mostrado sus capacidades artísticas y narrativas al ganar el Premio Shogakukan (*) con su primera obra llamada Kikai. Kishiro luego entraría en el radar editorial gracias al impulso que esta obra le dio, y en la década de los 80 publicó varías historias cortas entre las que se destacan Kaioudei, Hito, Dai-Majin y Mirai, sin embargo, al entrar en la década de los 90 la obra que lo consolidaría como autor sería Hyper Future Vision GUNNM o más conocida en occidente como Alita, Ángel de Combate.

El manga de Kishiro fue una de las obras que más modificaciones tuvo en su edición y traducción, haciendo cambios bastante drásticos a cómo fue concebida la obra. Estos cambios repercutieron en nombres de personajes, escenarios y también en algunas implicaciones del trasfondo original de la obra. Ejemplo de eso lo podemos ver en el nombre original de la protagonista, quien en su versión original es Gally y posteriormente conocida en occidente como Alita. Lo mismo sucede con las ciudades planteadas en la trama: la Ciudad en las Nubes, en la traducción, lleva como nombre Tiphares, cuando en su original japonesa es Salem. La Ciudad de la Chatarra en su original es Jeru; el juego de palabras era más que obvio.

Aun así, y pese a las modificaciones de traducción, la obra tuvo una gran aceptación, incluso más de la que el mismo Kishiro pudo haber proyectado. Kishiro siempre fue un amante de crear criaturas y jugar con ellas dentro del marco de la ciencia ficción con tintes al nicho ciberpunk; sociedades corrompidas por la acción o inacción del ser humano, utopías y personajes puros con orígenes oscuros son tópicos recurrentes en su labor.

Alita fue un riesgo para un autor que, fascinado de contar historias con los tintes antes mencionados, viera su obra llegar a la Business Jump, la división para lectores maduros de la Editorial Shueisha en aquel tiempo, y, aún con la inseguridad que esto le pudo haber generado al mangaka, la verdad es que GUNNM es una obra que ha calado muy bien en el público, incluso hasta el día de hoy.

Pero ¿De qué se trata GUNNM? Es simple, la historia comienza con Yusuke Ido, un cirujano de cyborgs y antiguo habitante de la Ciudad de Salem (La Ciudad de las Nubes). Al recoger chatarra para poder tener materia prima en pos de su oficio, descubre las partes intactas de una cyborg que decide reconstruir y bautizar como Gelly/Alita. Con el tiempo Alita va descubriendo sus propios orígenes y junto con ello sus habilidades para el combate y sus propósitos.

El argumento de la obra es simple, pero su ejecución, interesante, dejando entrever un mundo bastante rico tanto en lo visual como en lo narrativo. Además, los conceptos sobre el rol social que pueden tener los cyborgs y el propósito de ellos mismos como seres consientes y vivientes, son profundos, sin llegar a ser pretenciosos. El factor humano en un mundo que a simple vista carece de ese factor es algo que se puede sentir desde las primeras páginas. Es realmente una lectura muy recomendable.

Sin embargo, debes saber cómo está planteado el orden de lectura. Si bien no existen arcos argumentales, sí hay periodos de publicación que se enlistan a continuación:


  • Alita (Hiper Future Vision GUNNM, 1991 – 1995)

  • Alita, GUNNM Gaiden (1997)

  • Alita: Last Order o GUNNM: Last Order. (2000 – 2014)

  • GUNNM: Mars Chronicle (2014 - hasta el presente)

Existen también dos OVAs (los puedes encontrar juntos haciendo una especie de largometraje) publicados el año 1993 por estudio Madhouse. (disponible en Youtube) Para quienes comienzan a conocer la obra, el nuevo largometraje que se estrena este 14 de febrero en salas de cine, de la mano de James Cameron y Robert Rodríguez, puede ser un buen incentivo.

Hasta aquí todo lo que tienes que saber sobre Alita. Te invito con todas las ganas a que conozcas la obra del gran Yukito Kishiro; te aseguro que no te arrepentirás.

El articulo continúa, pero desde este punto esto se transforma en un análisis; si quieres seguir leyendo te invito a disfrutar de la lectura y a generar tu opinión en la página de Facebook de Japonistas; siempre es genial crear nuevas opiniones y puntos de vista de un tema.


El salto cuántico y la visión de combate

Hay una frase referente a la ficción, con la que estoy muy de acuerdo: “todas las obras proponen algo, pero no todas las obras ejecutan bien ese algo”. El concepto del salto cuántico se inserta en esta premisa y plantea la pregunta de: “¿qué tan bien está ejecutada una obra para que su visión se plasme para la posteridad?” Aquí me devuelvo al prólogo sobre las obras cumbres; ¿serían tan notables si su ejecución hubiera sido otra? Es cosa de pensar, ¿cómo sería Akira si estuviera hecha con actores reales, o en un medio de animación distinto, como el Stop Motion o la Rotoscopía? ¿sería el Alien de Ridley Scott tan aterrador si tuviera ojos y H.R.Giger no estuviera detrás de su creación? Independientemente de sus futuras interpretaciones (como fue el caso de Ghost in the Shell y próximamente la misma Alita) el santo cuántico ya ha sido proyectado: ya hay una manera de ver el trabajo de Katsujiro Otomo con Akira y ya hay una visión del Alien de Giger; de la misma manera Ghost in The Shell ya instaura una manera de ver el mundo como lo planteó Masamune Shirow al igual que Yukito Kishiro lo hace con Alita, por lo que, independientemente de sus adaptaciones, ya se explicaron las reglas.

El salto suántico siempre es el resultado definitivo de una visión narrativa ejecutada, ya sea de buena o mala manera, y la pregunta aquí es ¿plantea Alita un salto cuántico en el área de la ciencia ficción para generar nuevas visiones? Yo quiero creer que sí.

El temor de todo espectador, cualquiera que sea el área, es que los géneros terminen por agotarse, que los tópicos y personajes ya se hayan tratado de una y mil maneras. Es en esa brecha donde el autor debe ponderar dos factores muy importantes: la creatividad y la ejecución. La primera siempre debe ser casi una bandera de lucha, ya que permite replantear conceptos, géneros, personajes, ambientes y tramas, y así poder darles una perspectiva distinta. Es archiconocida la historia de que George Lucas al pensar Star Wars deseaba llevar el espíritu y concepto del Bushido a otra escala de comprensión narrativa; esto terminó siendo el concepto de los caballeros Jedi. Por otro lado, la ejecución es la llave final para abrir la puerta de una “visión narrativa”, pues sin ella, por muy creativo que sea el concepto, termina por ser mal entregado y la visión narrativa se pierde y termina en el baúl de “era interesante pero no funciona”.

Es por esto que vuelvo al título de este artículo, este 14 de febrero, Alita tiene un combate, una visión de combate. Si alguna vez has dado con la obra de Yukito Kishiro te darás cuenta de que todo está ahí: el salto cuántico ya se dio desde 1991, pero esta vez llega a la gran pantalla. Basta ver los tráileres para darse cuenta de que visualmente se ve hermoso y que tiene todo para generar una visión que permita que por varios años más sigamos disfrutando de más obras, de más conceptos y de más visiones, y todo gracias a una visión de combate.

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