Primeras vinculaciones navales entre las armadas de Chile y Japón
La historia y cultura de Chile y Japón están estrechamente ligadas al mar. Las relaciones entre Chile y Japón han sido constantemente fortalecidas por lo viajes realizados de un país a otro por las correspondientes armadas. El pionero de esta relación fue la corbeta General Baquedano. Desde 1955 el buque escuela Esmeralda ha contribuido notablemente a fortalecer los lazos de amistad y cooperación entre ambas naciones. Las visitas de la Esmeralda han sido retribuídas en varias oportunidades por el Escuadrón de Entrenamiento de la Fuerza Marítima de Autodefensa del Japón.
La historia de la Esmeralda con Japón se remonta a 1895 cuando Chile decide vendérsela al final de la guerra chino-japonesa. La Esmeralda III era una nave muy veloz y moderna para su época: fue el primer ejemplar de los famosos cruceros Elswick, construido con casco de acero desnudo, son los tradicionales forros de madera y cobre. Esto le permitía alcanzar velocidades superiores a los dieciocho nudos, un récord para ese entonces”.
Meses después de la venta, un crucero con las mismas características de la Esmeralda III apareció incorporado a la escuadra japonesa con el nombre de Itzumi. La nueva adquisición de la marina japonesa tuvo una destacada participación en la armada imperial del Japón durante la guerra con Rusia. La nave participó en la batalla de Tsushima (1905) como explorador, consiguiendo recabar información vital que le permitió al almirante Togo interceptar y destruir la flota rusa en el estrecho de Tsushima. Esta batalla, la más importante de la guerra ruso-japonesa, le dio al Japón el dominio el mar y la oportunidad de enviar su ejército al continente.
Décadas después, y en agradecimiento por la oportuna venta del Esmeralda III, en 1979 el gobierno japonés donó a Chile el buque de investigación pesquera Itzumi.
Otro dato interesante que se suma a los aportes navales de Chile al Japón, es la selección que realizó la armada japonesa a partes del ex acorazado chileno Almirante Latorre, vendido como chatarra al imperio, para reconstruir el acorazado Mikasa, buque insignia del almirante Togo.
Otros contactos navales destacados a inicios del siglo XX, fueron los viajes del almirante de la armada chilena Jorge Montt hacia 1905, poco después de finalizada la guerra con Rusia. Montt visitó los grandes puertos comerciales y militares del Japón, y fue muy honrado por las autoridades del imperio.
La corbeta “General Baquedano” visitó en cinco oportunidades Japón. El primer de ellos se realizó en 1900, visitando Yokohama y Nagasaki; en 1903 visitó los puertos de Nagasaki, Shimonoseki y Kobe; y en otro de sus viajes de inspección, en 1908, nuevamente visitó Yokohama, Kobe, Nagasaki, y sumando los puertos de Kure, Ujima y Sasecho; en 1918 visitó Yokohama, Kobe, Itsukushima y Moji; y su último viaje, en 1921 por última vez visitó nuevamente los puertos de Yokohama y Kobe.
Todas las referencias históricas e información sobre las visitas de las embarcaciones chilenas al Japón desde finales del siglo XIX a inicios de siglo XX fueron obtenidas de los siguientes libros:
FERRANDO Hanus, María Teresa. Al otro lado del Pacífico: japoneses en Chile, 1900-1960. Santiago, Chile: María Teresa Ferrando Hanus, 2004
TAKEDA Mena, Ariel. Anecdotario Histórico –Japoneses Chilenos- Primera mitad del siglo XX. Santiago: Margareta Hudolin M., 2006
